Anoche la ida de las semifinales de la Copa del Rey fueron un paseo para el Barcelona que salió con su equipo de gala ante un flojísimo Almería que tuvo miedo desde el inicio del encuentro. El partido no tuvo misterios para los de Pep y a los nueve minutos Messi marcaba el 1-0, a los 11 Villa hacía e segundo y a los 15, Messi había redondeado el marcador con el tercero y dejado prácticamente sentenciadas las semifinales. Por si quedaba algún resquicio de duda, Pedro de remate perfecto de cabeza marcaba el cuarto gol al filo de la media hora.
Con todo en contra, el Almería salió en la segunda mitad con la intención de no encajar más goles, pero un pase preciso de Messi a Keita, acabó con el marcador definitivo de 5-0. Ese gol certificaba que el Barça estaba ya en la final. Esperando rival y descontando el partido de vuelta en Almería, que será para los suplentes.
El centro del campo estuvo controlado en todo momento por Xavi que estuvo incontestable metiéndole ritmo al partido o frenando cuando se requería. Messi marcó con facilidad sus dos goles con permiso de Esteban, que no estuvo afortunado desde el inicio. Justo es decir, sin embargo, que avanzado el partido, el guardameta asturiano evitó con sus actuaciones un castigo más doloroso a un Almería que no sabía donde meterse.
Porque una cosa es salir como víctima propiciatoria en una semifinal de Copa. Con la piel de cordero a la espera de lo que te pueda caer en suerte. Esperando una mala noche del rival, una decisión del colegiado favorable o la mejor noche de tu portero. Y como no se dio nada de eso, al cuarto de hora estaba el Almería con 3-0 en contra, con el fantasma del 0-8 amenazando y con una flojera de piernas que le impedía ir para delante porque no podía ir para atrás.