Eso mismo le ocurrió a Armin Hobel, delantero del Swarovski Watten. El partido por el ascenso a Segunda austriaca terminó en empate y todo debía decidirse en los penaltis. Después de haber fallado uno por equipo, Armin debía tirar el quinto y definitivo penalti. De meterlo seguirían tirando, pero no os perdáis lo que pasó:
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