Nueva Zelanda repite campeonato del mundo

Nueva Zelanda logró su segundo título mundial tras derrotar a Francia por 7-8 en un encuentro en el que el quince del gallo mereció más, sobre todo en la segunda parte, donde dominaron con claridad el encuentro y en los All Blacks pasaron muchos apuros.

24 años después, en el mismo escenario y contra el mismo rival, los locales se coronaron en un partido vibrante, con una mitad para cada equipo y en el que la lesión del apertura francés Morgan Parra mermó el juego de Francia, que tras ganar el sorteo y jugar de local cedió el uniforme titular a los neozelandeses para jugar de blanco.

Los de Marc Lievremenont, que firmaron una primera fase lamentable, y ganaron en semifinales a Gales tras una controvertida decisión arbitral salieron al césped del Eden Park de Auckland con descaro y jugando un rugby ágil a la mano hasta que perdieron a Morgan Parra, su medio de apertura por una lesión en el ojo.

Con Parra fuera del campo, en el minuto 14 los locales logaron su único ensayo gracias a una error de la zaga francesa perfectamente aprovechado por Tony Woodcock, que no desperdició el pasillo que le cedieron los rivales. Piri Weepu no acertó la transformación y evidenció que ayer no era su día con el pie, ya que falló hasta tres lanzamientos.

Nueva Zelanda se sirvió de las patadas para adentrarse en territorio de los rivales, que tardaron en sobreponerse al ensayo de los All Blacks. El medio apertura neozelandés Aaron Cruden también salió del terreno de juego por culpa de una lesión, en su caso en la rodilla derecha, siendo sustituido por Stephen Donald.

En la fase final del primer tiempo, Francia recuperó la iniciativa del juego y presionó a los neozelandeses en su campo pero no pudo evitar irse al descanso con un 0-5 en contra. En la reanudación, tras fallar Yachvili un golpe de castigo, fueron los locales quienes aumentaron su renta gracias a otro golpe de castigo transformado por Sthepen Donald.

Con un 0-8 en contra a Francia no le quedó otra que irse hacia adelnate y arriesgar en su juego. Tres minutos después del certero chut de Donald, Thierry Dusautoir lograba el ensayo francés tras una larga jugada de su equipo. La consiguiente transformación de François Trinh-Duc puso el 7-8 en un marcador que ya no se movería pese a que quedaba por delante más de media hora de juego.

Francia lo intentó hasta la extenuación e impuso un rugby mu físico y con una posesión del balón casi total. Ante el monólogo galo, a Nueva Zelanda no le quedó más remedio que imponer mucha seriedad y contundencia en su defensa.

El tiempo corrió a favor de los All Black, que aguantaron como pudieron el empuje francés, que acabó sin recompensa perdiendo la final más ajustada de todas las ediciones de la Copa del Mundo.

 

Fuente: www.mundodeportivo.com

 

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