Era el tour 2003 y en aquella etapa le tocaba el turno a la ascensión a la estación de esquí de Luz Ardiden. Armstrong era el maillot amarillo y afrontaba la ascensión con la tranquilidad de ser el gran dominador de la carrera. Beloki su mayor rival hacía una semana que tenía el brazo enyesado y tenía vía libre para su cuarto tour.
Sin embargo, al comienzo de las primeras rampas, su bici hizo un extraño y el americano se dio de bruces contra el ardiente asfalto. Mayo cayó con él. Después de eso, el caos. Rápidamente varios aficionados se pusieron a ayudarles empujándoles pero claro, el resto de favoritos ya estaba varios segundos más arriba.
Armstrong comenzó a recuperar tiempo poco a poco, sin embargo de nuevo, otra vez, esta vez resbalándose con el pedal, a punto estuvo de perder el equilibrio. Esa bicicleta no le estaba ayudando y el US postal temblaba.
Finalmente la domó y comenzó a ascender como si fuera un robot, como si no hubiera dolor ni problemas en la bicicleta. Así es como Lance Armstrong, en una carrera tan exigente como el Tour, con los mejores del mundo, ganó una etapa que había comenzado con muy mal pie.
Diego Celma
Imagen: elmundo