Usain Bolt se había plantado con facilidad en la final de los 200 metros lisos de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. 4 días antes había conseguido un nuevo récord mundial en la modalidad de 100 metros lisos. Además lo había hecho con una superioridad insultante abriendo los brazos y celebrándolo antes de cruzar la línea de meta. Su tiempo fue 9,69 y no había presencia de viento a favor. Había sido épico.
Michael Johnson empezó a preocuparse porque su atemporal marca de 200m estaba en peligro tras 12 años en lo más alto de la clasificación de tiempos.
Bolt se concentró y salió como un rayo a por esa plus marca, desde los primeros cien metros ya le sacaba 5 metros al segundo clasificado. Y Usain no cejaba en su esfuerzo, era consciente de que aquí no podía relajarse puesto que este récord no estaba al alcance de nadie desde hacía muchos años. En esta tesitura emprendió la última recta con una potencia explosiva, al límite de sus fuerzas. Recuerdo como el locutor de radio se iba poniendo cada vez más nervioso conforme se acercaba a la línea de meta, sabía que récord o no, iba a ser un tiempo de los que hacía años que no se veía en esta prueba… Al final, 19´30, 2 centésimas más rápido que Johnson. Una carrera para enmarcar.
Diego Celma
Imagen: elpais