Jesse Owens fue un atleta norteamericano que pasó a la historia tras su participación en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Un año antes, en una competición en Michigan, se dio a conocer porque batió cuatro récords mundiales: el de 100 metros lisos, el de 220 yardas lisas, el de 220 yardas vallas y el de salto de longitud.
Con estos impresionantes registros, calificó automáticamente para los Juegos Olímpicos que organizaba la Alemania nazi al año siguiente, esos que estaban destinados a demostrar la supremacía genética y la superioridad física de la raza aria.
Hitler acudió al Estadio Olímpico de Berlín para ver como sus superatletas ganaban todas las medallas de los juegos. Sin embargo, le salió un negro por en medio que se llevó toda la gloria. Jesse Owens repitió gesta y volvió a conseguir batir los cuatro récords mundiales. El fuhrer decidió no aplaudir las victorias de aquel atleta de color que estaba humillando a los alemanes, incluso optó por abandonar el estadio y no tener que ponerle la medalla de oro en el cuello a un negro.
Jesse se llevó en aquel mes de mayo de 1936, el oro nazi, en una de las mayores gestas del atletismo de toda la historia.
Diego Celma
Imagen: centrosanti