Kaká vino al Real Madrid como un gran fichaje, el primero de la segunda era Florentino, un jugador destinado para triunfar que había llevado con su calidad hasta lo más alto al A. C. Milán.
Ahora es un jugador de banquillo en el equipo de Mourinho. Muchos pensábamos que iba a rescatarle, que el mánager portugués tenía mucha mano izquierda para lidiar con este tipo de obstáculos, pero ahora ya han pasado más de dos años del fichaje de Mourinho como entrenador del conjunto merengue y ya ha quedado claro que Kaká es un caso perdido, que debido especialmente a su elevado coste en su momento, va a pasar con mucha más pena que gloria por el equipo blanco.
Hoy se juega el trofeo Santiago Bernabéu y quizás Mourinho le dé una oportunidad de tocar pelota, pero es que parece que ni siquiera el brasileño tiene ya ganas de eso. Lo único que parece importarle es embolsarse cada mes la desmesurada ficha que le abona el equipo capitolino. Debería darle vergüenza pero es culpa del Real Madrid, que le dio casi un cheque en blanco solo por aterrizar en Barajas. La difícil solución puede llegar en enero.
Diego Celma
Imagen: elconfidencial