Ayer el Real Madrid se convirtió en el primer representante español en conseguir el paso a los cuartos de final de la Champions League, tras vencer en Old Trafford por 1-2 al Manchester United, haciendo bueno el empate a 1 conseguido en el Santiago Bernabéu.
El conjunto de Ferguson planteó el encuentro dándole la pelota el Real Madrid y esperando una contra para rematarla, a sabiendas de que el conjunto blanco necesitaba marcar para poder darle la vuelta a la eliminatoria. La primera llegada del encuentro fue del Real Madrid. Özil sirvió el balón a Higuaín en la frontal del área y el argentino buscó la escuadra de De Gea, pero el tiro salió desviado. La réplica del Manchester fue más peligrosa y llegó a balón parado. Giggs botó un corner desde la izquierda de la defensa blanca y Vidic mandó el balón al palo tras un gran remate. Antes de terminar la primera mitad, Di María se retiró lesionado por problemas musculares dando entrada a kaká. Los red evils se adelantarían nada más comenzar la primera mitad, en una jugada desafortunada que, tras no ser despejada, acabó con el gol de Sergio Ramos en propia puerta. Tocaba la heróica una vez más, algo que forma parte del ADN del club y Mourinho dio entrada a hombre de ataque con el fin de remontar. Una de las jugadas clave para la remontada fue la expulsi’on de Nani en el minuto 56 tras una entrada sobre Arbeloa, que posteriormente dejaría su puesto a Modric. Precisamente fue el croata el que dio un cambio de aires a su equipo y, en el minuto 66, consiguió igualar la eliminatoria gracias a un gran disparo desde la frontal. Y faltaba el de siempre, el bicho. En su vuelta a Old Trafford, recibió la ovación del público y marcó el gol de la victoria. Una preciosa combinación de Özil con Higuaín acabó con un centro del argentino que remató Cristiano haciendo el 1-2 y dando el pase a su equipo. Gran gesto del portugués al no celebrar el gol en el campo donde transcurrieron 6 años de su vida. El resto del encuentro el Real Madrid se armó atrás y pudo repeler todos los ataques de los de Ferguson, que acabaron el partido clamando contra el árbitro.