Tras la eliminación del Real Madrid a manos del Borussia que se produjo el martes, ayer era el turno del F.C. Barcelona, que tenía ante sí una misión casi imposible, tras el 4-0 cosechado en la ida. Los de Tito pagaron el bajón físico que vienen sufriendo y no pudieron siquiera soñar con la remontada.
Comenzó el Barça volcado sobre la portería alemana, pero una vez más el juego de toque que están acostumbrados a practicar no conseguía penetrar en la defensa rival. Hecho acentuado con la ausencia de Messi, que no pudo estar junto a sus compañeros sobre el terreno de juego. Está claro que la presencia del 10 hubiera supuesto una mayor amenaza para el equipo teutón y habría ayudado a intentar conseguir la gesta, pero Tito consideró un riesgo innecesario su presencia, ya que andaba tocado.
Así la primera parte terminó con empate a 0, ya que los ataques del Barcelona fueron repelidos por la defensa alemana. Y, nada más comenzada la segunda parte, llegó el jarro de agua fría definitivo. Robben encaró a Adriano y, tras una finta, batió a Valdés con un perfecto zurdazo ajustado al palo. El Barça necesitaba 6 goles, y el mazazo fue demasiado. En el minuto 72, Piqué, en un intento de despejar, introdujo el esférico en propia y puso el 0-2 en el marcador. Y, para terminar de aguar la noche, Müller, en el minuto 78, estableció el definitivo 0-3.
Despedida triste de la máxima competición europea para los blaugranas, que han visto como un poderoso Bayern les pasaba por encima en los 2 partidos, consiguiendo un resultado global de 7-0.