La noche de ayer estaba marcada en rojo en el calendario de todos los madridistas. Raúl, el gran capitán blanco, el mejor jugador español que ha dado el club, volvía al santuario blanco para disputar sus últimos 45 minutos vistiendo la camiseta que tantos años defendió con orgullo y caballerosidad.
El trofeo Santiago Bernabéu servía de marco perfecto para una despedida merecida que no llegó cuando el 7 abandonó la entidad de Chamartín. Todos recordamos que su salida estuvo envuelta en la polémica y se tachó al jugador de «poco profesional» por no hacerse a un lado en el epitafio de su carrera y no perdonar ni un euro de los que tenía firmados. Sin embargo la vuelta no tuvo nada que ver. Los pocos detractores que Raúl tuvo cuando abandonó el Madrid ayer aplaudieron y ovacionaron a su capitán como si nunca se hubiera ido. Era el regreso del hijo pródigo y pocos querían perdérselo.
Así pues, con todo preparado, el homenajeado saltó al césped del Bernabéu en medio de una tremenda ovación y escoltado por todos los títulos que aquel canterano que debutó en Zaragoza había conquistado durante sus más de 15 años en el primer equipo, una colección que impresiona. Y se preparó para capitanear por última vez al equipo de su vida. Delante el modesto Al Saad, equipo en el que milita actualmente Raúl y donde es considerado un referente en todos los aspectos, una equipo de poca entidad perfecto para la ocasión.
El partido no tuvo mucha historia pero, como no podía ser de otra forma, el 7 hizo lo que tantas y tantas veces había hecho vestido de blanco y la grada enfervoreció al verle perforar una vez más las redes tras un exquisito control y un remate marca de la casa. Raúl abrió una vez más el marcador y lo celebró como antaño, señalándose el dorsal y con la grada en perfecta comunión. Al final, 5-0 a favor del Madrid y 45 minutos de ensueño donde «el que nunca hace nada» volvió a dejar su esencia, luchando por cada balón dividido y recuperando, como hacía cuando ponía en pie a todo el estadio, algún balón a la altura de la defensa blanca.
Gran noche para los aficionados merengues y bonito (además de merecido) homenaje en una velada en la que quedó claro quien es y quien será (si nadie lo remedia) el gran ídolo de la hinchada blanca. Un chaval que debutó con 17 años y se ganó a base de goles y máxima entrega el respeto de todo aficionado al fútbol.
Grande Raúl!!