Ayer el F.C. Barcelona recibía en el Camp Nou al Getafe en el partido correspondiente a la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, aunque todo el protagonismo de la noche estaba reservado para la vuelta al terreno de juego del que algunos consideran el mejor jugador del mundo.
Los de Gerardo Martino empezaron como casi siempre, con una presión intensa que propició que a los 7 minutos se adelantaran en el marcador gracias a un gol de Cesc. Con el resultado a favor, el regreso de Messi estaba cada vez más cerca, y se consumó en el minuto 64, justo después de que Cesc de nuevo anotara el segundo de penalti. El Camp Nou se ponía en pie para despedir a Iniesta y para recibir en medio de una gran ovación a su gran ídolo. El argentino entró enchufado y pronto se mostró con ganas de intervenir en el juego, bajando a buscar balones al medio campo y, aunque sus primeros contactos con el esférico no salieron del todo bien, pronto realizaría el primer gran pase que generaría el fervor de la grada. Parecía que su papel sería testimonial, pero ya se sabe que el crack de Rosario es peligroso hasta el último instante y, en el minuto 88, tras una gran jugada entre Busquets y Montoya, recogía un balón suelto en el área pequeña para batir con gran tranquilidad a Codina. El respetable enloquecía y coreaba su nombre una y otra vez, y Messi no tardó en responder con otra gran jugada. Tras recibir un pase de Song, el argentino se deshizo de todos los defensas que le salían al paso para batir a Codina con un remate cetero y sentenciar la eliminatoria.
La grada volvió a despedirlo entre aplausos y sus compañeros se deshacían en elogios hacia el 10, que ayer demostró que sigue siendo el gran ídolo de la afición culé.