El extécnico italiano Arrigo Sacchi cree que hay «demasiados jugadores de color» en los equipos filiales en el fútbol italiano, aunque quiso recalcar que este comentario no quería decir que fuese «racista» sino que quería reflejar una pérdida «del orgullo y la identidad nacional»
«Ciertamente no soy racista y mi historia como entrenador muestra eso, empezando por Frank (Rijkaard). Pero viendo el torneo de Viareggio me lleva a decir que hay demasiados jugadores de color, también en los equipos Primavera (de la cantera). Italia no tiene dignidad ni orgullo, no es posible ver equipos con 15 extranjeros», comentó Sacchi ante los medios italianos durante una ceremonia de premios en Montecatini Terme.
Más tarde, Sacchi quiso matizar en La Gazzetta dello Sport que «sólo quería «subrayar» la perdida del «orgullo nacional e identidad». «He sido malinterpretado, ¿puedes imaginar que soy realmente racista? Todo lo que dije fue que vi un partido con un equipo que alineaba cuatro jugadores de color», comentó.
Sacchi, cuyo memorable equipo en el AC Milan incluía a Ruud Gullit y Frank Rijkaard, jugadores holandeses procedentes de Surinam, volvió a reiterar que su historia «habla por sí misma». «Siempre he entrenado equipos con grandes jugadores de cada color y he traído a muchos, tanto en Milan como en Madrid», comentó el técnico que ganó sucesivos títulos de Copa de Europa con AC Milan en 1989 y 1990, además de liderar a Italia a la final de la Copa Mundial de 1994.
El fútbol italiano ha tenido problemas para hacer frente al racismo, algunas veces al más alto nivel. El año pasado, Carlo Tavecchio, un candidato para la presidencia de la federación italiana (FIGC), causó un revuelo cuando realizó un comentario sobre un ficticio jugador africano, llamado Opti Poba, que pasaba de comer plátanos a jugar en la Lazio.
A pesar de la tormenta, Tavecchio ganó la elección y una investigación de la FIGC dictaminó que no tenía que responder por este asunto. Sin embargo, fue más tarde sancionado durante seis meses por actividades en la UEFA y FIFA.
También el presidente de la Sampdoria Massimo Ferrero fue sancionado durante tres meses en diciembre por referirse al propietario indonesio del Inter de Milan, Erick Thohir, como «ese filipino».