Ayer se vio que cuando dos equipos juegan al fútbol sin miramientos y lo hacen con sus propias cartas y sin complejos no hay polémicas, ni robos, ni tontería alguna…
Wembley fue testigo del triunfo del fútbol. Más concretamente, del fútbol del Barça. Son 23 años los que voy a cumplir y he visto a muchos equipos jugar bien a la pelota, pero como a estos hombrecitos que ha reunido Guardiola no lo he visto hacer nunca. Ayer el MVP barcelonés funcionó a las mil maravillas. Un golito para cada uno, a cada cual más bonito. Estos chicos son capaces de hacer cosas realmente complicadas y nos intentan engañar haciendo que parezca que no tienen dificultad alguna.
El Barça se adelantó por medio de Pedrito, pero antes de terminar la primera mitad el «Bad boy» de Manchester Wayne Rooney se encargó de poner las tablas en el marcador. La segunda mitad, un auténtico monólogo. Numerosas ocasiones para el Barça y dos golazos para enmacar. El primero del, para mí, mejor jugador del mundo: Leo Messi. El segundo, del 7 de España. Un asturiano del que dicen que está en baja forma y que ha metido este año la friolera de 18 goles en Liga: David Villa.
Tras el partido, los ingleses se rindieron ante la evidencia. Así, Sir Alex Ferguson declaraba: «Nadie nos había dado una paliza así, fue el rival más fuerte al que nos hemos enfrentado. Nos hipnotizaron con su juego de pases y nunca controlamos a Messi».
No sé cuánto tiempo pasará hasta que volvamos a ver a un equipo jugar así. De momento, espero seguir disfrutando con ellos. Gracias Barça por este homenaje al fútbol.