Los venezolanos se llevaron las manos al rostro cuando vieron que por penaltis, perdían el billete que les llevaba a la final de la Copa América. Paraguay, que no ha ganado un solo partido en los primeros 90 minutos durante el torneo, superó 5-3 a la vinotinto y ahora buscará llevarse el trofeo ante Uruguay.
Ayer, Venezuela se adueñó de la pelota y sorprendió a todo el continente acorralando a los paraguayos. Si bien no se vio un buen partido, fueron los perdedores los que intentaron hacerle daño a su rival, mientras Paraguay apostó siempre por el orden, teniendo apenas una aproximación que no pudo convertir en gol Nelson Haedo Valdez.
Las emociones, aunque fueron a cuentagotas, las puso Venezuela, que se topó en tres ocasiones con los postes que, al final, fueron el más grande aliado de los guaraníes, quienes terminaron los 120 minutos suplicando la hora, con su entrenador, auxiliar técnico y Jonathan Santana en las gradas, expulsados por reclamar y por acumular dos tarjetas, respectivamente.
Tras la demostración de futbol, picardía y confianza que les dio Venezuela, ya con un hombre menos, Paraguay sabía que solo podían encontrarel billete a la final en los penaltis, tanda en la que, al final, como sucedió con Brasil, terminaron eufóricos, levantando los brazos y festejando el pase sin importar que su mejor nivel lo hayan dejado en casa.
Ezequiel Ortigoza, Lucas Barrios, Cristian Riveros, Osvaldo Martínez y Darío Verón dieron una cátedra de técnica, control mental y frialdad al atinar sus disparos, mientras que por Venezuela Franklin Lucena echó por la borda la gran copa que habían hecho sus compañeros y las atinadas ejecuciones de Giancarlo Maldonado, José Manuel Rey y Nicolás Hedor, quienes tuvieron que abandonar el campo desconsolados.
Al final, el fútbol fue caprichoso, los postes se pintaron de azul y rojo, colores que fueron hondeados en banderas paraguayas por fanáticos que se frotan las manos pensando en levantar la copa ante la Selección Uruguaya.