José Mourinho es un hombre difícil. Ese dato es por todos conocido y muchos comparten mi opinión: los periodistas de las ruedas de prensa, los aficionados, los jugadores del equipo, el staff del Real Madrid, la directiva, el presidente Florentino Pérez. A nadie se le escapa que es un hombre muy bueno en su trabajo, pero también con tendencias extrañas y comentarios fuera de lugar. Es su personalidad, dicen.
Esas personalidades impulsivas a menudo tienden a ser culos inquietos que no están demasiado tiempo en un sitio; nunca echan raíces.
Desde hace unos días, y ya el año pasado por estas fechas, se especuló con la posibilidad de que Mourinho estuviera barajando marcharse. Es una decisión difícil, sobre todo porque Florentino, sabedor de ese gran defecto del de Portugal, blindó su salida a una cláusula de varios millones de euros que el propio Mourinho debería abonar si se marchara por su propia cuenta y riesgo.
Hay que poner en la balanza entonces un buen desembolso económico que Mourinho tendría que pagar como sanción. Sin embargo, algo habrá de cierto en esas habladurías porque yo creo que cuando el río suena agua lleva. En junio saldremos de dudas, y si el Real Madrid gana la décima, quizás incluso antes.
Diego Celma
Imagen: blogyfutbol