Cuando el texano Lance Armstrong, leyenda y récordman del Tour de Francia, dijo que regresaba al mundo del ciclismo, la prensa recibió con especticismo el comunicado y al poco tiempo varias hordas de críticas recayeron sobre su figura.
Unos decían que necesitaba estar en los para darle publicidad a Livestrong, otros aseguraban que si regresaba iba a pasearse en el Tour, que no tenía ninguna posibilidad de quedar ni entre los 10 primeros. El tiempo no les dio la razón: Lance Armstrong respondió encima de la bicicleta, más calladito que nunca ante las cámaras, y dio un recital épico después de tres años de barbecho y tras haberse roto la clavícula unos meses antes. Terminó en tercer lugar por detrás de Alberto Contador y Andy Schleck y superando, por lo tanto, a ciclistas de la talla de Wiggins, Frank Schleck y Kloden.
Tuvuo dos exhibiciones dignas de mención: en el Col du Petit Saint Bernard y subiendo La Colombiere. Gracias a dichas actuaciones, en las etapas 16 y 17 respectivamente, mantuvo el podio en sus manos.
En el Tour 2010 cedió mucho más tiempo y no estaba a la altura. Se retiró de su competición fetiche con mal sabor de boca pero no por ello deja de ser un campeón. En el Tour 2011, un mediocre como Voeckler acabó por delante de Contador y el de Pinto continúa siendo idolatrado.
Diego Celma
Imagen: globedia