Grandes expectativas despertaba el partido que enfrentó anoche en el Santiago Bernabéu a Real Madrid y Manchester United, dos de los mejores equipos del viejo continente, y la cita no defraudó. Aunque posiblemente no fuera el partido del año en el que mejor juego desplegaran los equipos, lo cierto es que fue un choque vibrante, con ocasiones para los dos equipos y con un Real Madrid que estuvo por encima de los «red evils», pero que no logró materializar esa ventaja en goles. Gran parte de la culpa la tiene su portero, David De Gea, que ayer completó una de sus mejores actuaciones desde que desembarcara en Mánchester.
Los goles del encuentro llegaron ambos en la primera mitad, un tanto más alocada de lo que fue la segunda, en la que los equipos no querían perder lo conseguido durante los primeros 45 minutos. Empezó avisando el conjunto local, que vio su ocasión más clara nada más comenzar el encuentro, con un tiro de Coentrao al que De Gea llegó con la punta de los dedos, lo justo para hacer que el balón fuera repelido por el palo. Sin embargo sería el conjunto de Ferguson el que se adelantara en un corner. Otra vez el Madrid sufría un fallo defensivo en un balón parado, el enésimo esta temporada. Rooney botó el saque de esquina y Welbeck ganó el espacio a un Sergio Ramos que pecó de novato, adelantando al conjunto inglés. El Real Madrid, lejos de venirse abajo y arropado por su público, se rehizo con rapidez y en el minuto 29, Cristiano Ronaldo, ¿quién si no?, empataba el choque con un bellísimo cabezazo ajustado al palo defendido por De Gea tras un espectacular salto que recordó al gran Santillana.
Con el resultado de 1-1 se llegó a la conclusión de la primera mitad. En el segundo acto, ambos equipos guardaron la ropa y no arriesgaron en exceso, por lo que el partido se convirtió en una transición defensa-ataque, perdiendo el centro del campo del conjunto de Mourinho la presencia que había tenido durante la primera mitad. Ninguno de los dos equipos transformó las pocas ocaciones creadas y la eliminatoria queda vista para sentencia en Old Tafford, donde el Real Madrid tendrá que encomendarse al «espiritu de Juanito» y darle la vuelta al marcador como es costumbre en la historia del club blanco.