Nueva exhibición del manacorí, que continúa su andadura por el US Open con una firmeza y una calidad digna de los mejores jugadores sobre pista dura de todos los tiempos. Ayer la víctima fue otro español, Robredo, que se vio apisonado por el balear tras encajar un 6-0, 6-2 y 6-2 en el encuentro correspondiente a los cuartos de final del grand slam.
Nadal se encuentra en el que casi se podría considerar su mejor momento de forma, algo atípico para un jugador que viene de una lesión que le ha tenido mantenido fuera de las pistas durante un par de meses, pero ya sabemos que el español está hecho de otra pasta, y cada vez es más frecuente para él superar límites que para otros deportistas son imposibles.
En una temporada en la que solamente ha sido derrotado en tres ocasiones, curiosamente dos de ellas en sobre la tierra batida, el de Manacor parece haber alcanzado un nivel sobre superficie dura similar al que luce sobre la arcilla, en la que es el rey indiscutible. Su saque ha mejorado de manera considerable, y se las ha estado apañando para adaptarse a todo tipo de juego de sus rivales, llevándolos a su terreno de largo intercambio de golpes, donde el español es claramente superior a la mayoría de los tenistas.
Ahora, tras su aplastante victoria ante Robredo, Nadal tendrá dos días de descanso antes de medirse al francés Richard Gasquet, al que ha derrotado en diez de sus once enfrentamientos.