Ayer tres conjuntos españoles disputaban partidos correspondientes a la eliminatoria de dieciseisavos de final, y todos ellos cumplieron con el objetivo de alcanzar la siguiente ronda.
Dos de ellos, Sevilla y Betis, se medirán en octavos de final, en lo que será el primer derbi entre los equipos andaluces en una competición continental.
El Betis, que jugaba en Rusia, fue el primero en saltar al campo. Con un peligroso 1-1 cosechado en el Villamarín, los de Gabriel Calderón tenían delante de si la oportunidad de hacer historia, y no fallaron. En una primera parte en la que los ataques de los andaluces quedaban en meros intentos, en el minuto 44 Nono golpeó el esférico desde fuera del área y el portero ruso, Ryzhikov, puso el resto para hacer que se convirtiera en gol. El definitivo 0-2 lo hizo Rubén Castro en el minuto 65, tras culminar con una precisa vaselina una gran jugada de Leo Baptistao.
Coincidiendo con el comienzo de la segunda mitad del partido de Rusia, daba comienzo el partido entre Sevilla y Maribor, un encuentro de trámite que los de Emery controlaron de principio a fin. Reyes adelantó a los hispalenses en el minuto 41, gracias a un error del guardameta Handanovic que despejó sobre el cuerpo del sevillista haciendo que el balón saliera rebotado hacia la línea de gol. Hasta ese momento la actuación del guardameta estaba siendo de sobresaliente. El 2-0 lo consiguió Gameiro en el minuto 58, y el Maribor anotó el gol que cerraba el encuentro en el minuto 91, por medio de Vrsic.
El Valencia, por su parte, consiguió en Mestalla un empate a 0 que hizo valer el 0-2 cosechado en la ida. En un partido bastante aburrido y en el que el juego de los de Pizzi brilló por su ausencia, lo más destacado fue la actuación de Parejo, que parece haberse convertido en el faro del conjunto che desde que el técnico argentino le dio galones dentro del juego del equipo. Poco más que contar de un encuentro escaso en juego y en ocasiones. Espera el Ludogorets en octavos.