En la jornada de ayer, el ciclista francés Thomas Voeckler, del equipo Bbox, ganó, alejado del pelotón, la decimoquinta etapa del Tour de Francia, en la segunda jornada en los Pirineos, que tenía por destino Luchon.
Por su parte, el competidor español, Alberto Contador, del equipo Astana, se quedó con el liderato de la clasificiación general, venciendo a Andy Schleck, el ciclista de Luxemburgo, que compite por el equipo de Saxo Bank.Este paso de Contador a la delantera abrió el debate, ya que fue considerado antideportivo por muchos. El español se ha ganado calificaciones de todo tipo, tras haber superado en la etapa a Schlek, que perdió varios segundos cuando se le rompió la cadena de la bicicleta, después de que había logrado superar a Contador en el última parada de la etapa, a unos 25 kilómetros de la meta.
El español se aprovechó de esa circunstancia y superó a su disminuido contrincante, sin reparo del fallo que su bicicleta tenía, pudiendo de esta manera, colocarse en la cima de la lista clasificatoria.
Contador se sorprendió del la aceleración repentina del luxemburgués en el último kilómetro de ascenso,después de una subida de 19,3 kilómetros en el Port de Bales, pero el problema con su cadena le otorgó la posibilidad de alcanzarlo e incluso rebasarlo.
El ciclista español logró reducir allí, los 31 segundos que lo separaban al inicio de la jornada.
Al momento de recibir la camiseta de líder, gran parte del público demostró su desaprobación por la actitud de Alberto Contador, por lo que el español se defendió alegando que «…cuando ataqué no sabía lo que le sucedía a Schleck. Hay gente que entiende y otra que no. No tenía dudas de que habría polémica…».
Por su parte, Schleck afirmó que «…alguno no va a ganar hoy el premio al juego limpio, pero no voy a llorar porque perdí el maillot. El Tour no ha terminado todavía, tengo hormigas en las piernas. Una escena así me motiva para la llegada al Tourmalet…».