Ayer tuvo lugar la última etapa de montaña de este Tour de Francia 2012. La etapa se desarrolló en los Pirineos, entre Bagneres de Luchon y Peyragudes, y contó con un puerto de Hors Categorie, el Balés.
El ganador de la etapa fue el murciano Alejandro Valverde que volvió a competir en el tour 4 años después tras su sanción por implicación en la operación Puerto. Su cara reflejaba la alegría de un hombre nuevo, un ex dopado. La misma expresión que en su día tuvo Vinokourov o que en esta edición ha mostrado David Millar.
Por detrás de Valverde llegaron el dueto Froome y Wiggins tras protagonizar una de las escenas más dantescas del tour. El gregario Froome dejaba atrás a su jefe en un alegato por su superioridad. Se saltó las normas de equipo y anduvo tirando de Bradley a 4 metros de distancia, como escenificando que él no ha ganado el tour porque no le han dejado las órdenes de equipo.
Puede que sea cierto pero este tipo de gestos quedan muy mal en el ciclismo, un deporte de sufrimiento humano elevado a la enésima potencia. Sin duda, Froome liderará otro equipo el próximo año.
Diego Celma
Imagen: pelotaenlargo