Cristiano Ronaldo fue ayer providencial, decisivo y encima con un gol de bella factura, que ya firmarían los mejores jugadores del planeta como suyo. Ayer el Real Madrid estratosférico viajó a la terrenal Vallecas y en parte se contagió un poco de los biorritmos del fútbol de coraje y lucha. El Madrid jugó ayer su peor partido en mucho tiempo pero demostró que está condenado a ganar esta liga porque cuando las cosas van mal sus estrellas marcan goles, la suerte les sonríe y el árbitro les echa una mano.
La fortuna y la clase se aliaron al comienzo de la segunda mitad cuando Cristiano como movido por un rayo de Zeus se contorsionó en el área del Rayo Vallecano e impulsó la pelota con su talón directa al palo largo del portero. Clase porque hay que tener mucha calidad y muchas narices para hacer eso en primera división. Suerte porque el esférico paso entre 4 jugadores rayistas que se quedaron petrificados ante la maravilla del portugués.
El arbitró debió expulsar a Ramos, expulsó mal a Michu y le perdonó muchas a Pepe. Estuvo francamente mal, pero es que al Rayo tampoco le hubiera bastado con eso porque no estaba destinado a ganar. Esa que falló en el último suspiro a un metro de la línea de gol es un buen ejemplo.
Diego Celma
Imagen: as