El Zaragoza respira

 

El Zaragoza tiró de los milagros aquella noche de mayo de 1995, cuando un chut de los de uno entre un millón hizo la parábola perfecta para batir a Seaman en el último minuto de la prórroga, cuando ya se podía captar el aroma a chamusquina de unos penaltis destinados a ser el fin de la odisea maña.

Apelando a esos milagros zaragocistas, el conjunto blanquillo funcionó ayer esos últimos 10 minutos de gloria en los cuales remontó a un Villarreal que cada vez tiene más papeletas para bajar a la segunda división y eso que comenzó jugando la Champions League esta temporada.

El submarino amarillo se adelantó ante la pasividad zaragozista en el minuto 15 de la primera mitad. Tras el descanso, los maños, empujados por el clamor de la grada fueron ganándoles terreno poco a poco a los castellonenses hasta que en el minuto 84, Luis Garcia igualaba la balanza con un gol.

Lo mejor estaba por llegar porque 9 minutos después, en los estertores de otro partido vital para los aragoneses, Abraham, con nombre bíblico, obró el milagro y culminó una remontada merecida aunque afortunada. Quedan 13 jornadas para seguir peleando, para soñar con la permanencia.

Diego Celma

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