Ayer el jugador español volvió a ser un huracan sobre la arcilla de París, y barrió a su contricante, el suizo Wawrinka por 6-2, 6-3 y 6-1 en tan solo una hora y 56 minutos, clasificándose para las semifinales del torneo, donde se medirá al actual número uno del mundo, Djokovic.
Todo se puso de cara para el de manacor, incluso antes de comenzar el encuentro, cuando ganó el sorteo y decidió restar como a él le gusta, algo que no había podido hacer en partidos anteriores. Una vez comenzado el intercambio de golpes, la superoridad de Nadal no tardó en plasmarse sobre la pista, y el suizo vio como el mejor tenista de la historia sobre tierra batida empezaba rompiéndole el saque. De ahí en adelante, fue todo «coser y cantar» para el de manacor, que iba combinando sus saques con roturas al de Wawrinka, que pagaba su frustración de no haberle ganado un solo set a Nadal con la arena, lo que le valió un abucheo del público y una amonestación del juez de silla. El resto del partido no tuvo mucha historia. Simplemente se vio a un Nadal jugando como acostumbra en esta superficie y muy superior al suizo, que se marchó desquiciado y con un 20-0 en contra en el casillero de duelos directos.
Ahora le toca a nuestro campeón pensar en su próximo rival, partido considerado como una final anticipada. Respecto a los favoritismos, Nadal quiso dejarlo claro «Me importa un bledo. Sé que voy a jugar contra el mejor del mundo. Desde hace mucho tiempo tiene muy buenos resultados, voy a tener que encontrar mi ritmo, y jugar a mi mejor nivel» «La palabra favorito es lo último en lo que pienso. Son palabras que se lleva el viento, lo que cuenta es quien va a jugar mejor el viernes, esa es la realidad de la situación. Estos partidos los gana el que juega mejor ese día».
Desde aquí le deseamos la mejor de la suertes a nuestro número 1. Vamos Rafa!