Al igual que ya sucediera en su día con otros jugadores que quisieron abandonar su club para fichar por un grande como Madrid o Barça, Garet Bale ha decidido dar un paso más para forzar su salida. El jugador ha cambiado su postura y su implicación en todo el culebrón que envuelve su fichaje por el Real Madrid, y se ha puesto en pie de guerra. Primero se encargó de recordar a los medios la supuesta promesa que le habían hecho en Londres, donde, según el jugador, la cúpula directiva del club le habría prometido facilitar su salida en caso de que el equipo no alcanzara puestos de Champions, como así sucedió finalmente.
El siguiente paso del jugador para tensar la cuerda fue su negativa a viajar con el equipo a Monaco para disputar un partido amistoso. El técnico del conjunto londinense, Villas-Boas, no quiso entrar en polémica, e indicó que el jugador no se encontraba en condiciones de viajar por unas supuestas molestias. Sin embargo la paciencia parece agotarse en Londres y Levy, presidente de la entidad, ha amenazado al jugador con pasarse un año en el banquillo sin jugar en caso de seguir forzando su salida. Algo que parece impensable dada la calidad y la importancia del jugador en el equipo, pero que no es la primera vez que pasa (Llorente sin ir más lejos el año pasado) y la postura de Levy parece firme.
Está claro que el Tottenham quiere sacar la mayor tajada posible en la operación y el culebrón todavía continúa. Habrá que esperar a ver cuales son los próximos movimientos y si estos acercan o alejan la llegada del crack inglés a tierras madrileñas.