El Real Madrid demostró nuevamente que en su casa todo lo puedo. Así lo hizo anoche, en su partido debut en la Champions, frente al Ajax, al cual doblegó por 2-0. Faltó brillo al club holandés, no ofreció mucho y eso se reflejó en el marcador.
Gran comienzo del alemán Özil, que se estrenó con el Madrid de manera sensacional. Estuvo presente en todo el campo sin dejar huecos ni espacio de acción al Ajax. Además, su buena actuación también se destacó porque a todo momento propició el juego en equipo, ayudó en la defensa y fue generoso con sus compañeros de la delantera.
Pero no todo era color de rosa, en un Madrid que tiene dos figuras que se pelean por sobresalir: Cristiano Ronaldo y Gonzalo Higuaín. Ambos demostraron sin disimulo su obsesión por marcar goles. Finalmente, quien ganó la lucha fue el «Pipita», que marcó el segundo gol para los blancos.
Por su parte, CR7 mostró una faceta que no acostumbra mostrar y es la enormidad de fallos que cometió. Tuvo muchas situaciones clarísimas de gol, pero sin embargo las falló todas. Este fue uno de los aspectos sorprendentes del partido, contra un Ajax que se encontraba sin uno de sus principales figuras salvadoras: Luís Suárez. El uruguayo vio el encuentro desde las gradas del Bernabéu, debido a que está sancionado y no pudo militar para su equipo en esta oportunidad.
Volviendo a Cristiano, parece ser que en su afán por acallar a aquellos pitos que lo abucheaban, perdió el rumbo individual, además de que se olvidó de que era parte de un equipo, que no estaba jugando en solitario. Sucesivos disparos hacia la portería de Stekelenburg, que llegaron a la suma de once, fueron frustrados.
Asimismo, esto no opacó el buen juego que propuso el Madrid, cuyo primer gol fue generado por Vurnon Anita en propia puerta, dejando el marcador parcia en 1-0, a favor de los locales.
Los blancos en este encuentro se asemejaron mucho a lo que Mourinho quiere: ataque con muchos jugadores, pero con la capacidad de replegarse rápidamente, para evitar los contragolpes. Pero igual, falta pulir, porque esto no se logró en todo el partido.
El Ajax estuvo flojo desde donde se lo mirase. No se sintió cómo en el Bernabéu, ni ante el juego que Özil, principalmente, propuso. Pudieron acercarse a Casillas algunas veces que se pueden contar con los dedos de la mano. La más clara fue cuando el partido ya había mermado y el Madrid aventajaba por 2-0, con gol del «Pipita» Higuaín.
Noche perfecta para Özil, que contrarrestó los pitos y sembró aplausos y sólo aplausos.
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