Donde manda capitán… no manda el brasileño

En Ferrari se demostró que se respeta a los «número uno» de equipo. La carrera de ayer fue una de las más polémicas del campeonato 2010, y la escudería italiana se encargó de ser parte de ello.

En resumidas cuentas, el piloto brasileño Felipe Massa se encontraba en la delantera del GP de Alemania, hasta que desde los controles se enviaron instrucciones explícitas, por radio de que dejase pasar al primer puesto a su compañero de equipo, el español Fernando Alonso.

«…Fernando es más rápido que tú. Confirma que lo has entendido…», fue lo que se le comunicó al indignado brasileño.

Esto no es novedad en el mundo de la Fórmula Uno y menos en Ferrari, equipo acostumbrado a tener grandes líderes, como lo fue en su momento Michael Schumacher, que mientras realizaba el uno, dos con Rubens Barrichello también se vio beneficiado por una disposición similar a la que tuvo Alonso, en detrimento de Massa.

Pero más allá de lo sucedido, Ferrari consiguió el segundo doblete en el podio, con Fernando Alonso encabezando, mientras que los Red Bull se colocaron terceros, de la mano de Sebastian Vettel, por delante de Lewis Hamilton, actual número uno de la clasificación de pilotos, y de Jenson Button. Alonso se posiciona quinto de la tabla.

Después de que dio por finalizada la carrera en el circuito de Hockenhein, los pilotos de Ferrari no cruzaron miradas tras descender de sus monoplazas, hasta que el español se acercó al brasileño y le demostró un gesto afectuoso. A ellos se sumó el director de la escudería, Stefano Domenicali, dirigiéndolos hacia el podio.

Massa cedió una victoria que era para él, no sólo por ir primero, si no por la notable labor que había realizado durante la carrera. Debido a su obediencia, el equipo le brindó las siguientes palabras de aliento: «…Bien hecho. Ahora mantente detrás de Fernando. Perdona…» mientras dejaba rebasarse por su compañero. Después de que atravesaron la línea de meta:»…¡Felipe, has vuelto! Buen trabajo y muy magnánimo. Ya sabes lo que quiero decir…».

¿Qué sabor de boca tendrá ahora el brasileño? ¿Estará alegre por ser reconocido gracias a su obediencia y por haber conseguido el doblete, o por el contrario, con el gusto amargo de saber que el primer puesto era para él y no lo fue?

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